miércoles, 9 de marzo de 2011

''La conjura de los ebrios''


La peor manera de cagarla, es cagarla habiendo bebido.

Estando sobrio al menos sabes lo que haces y lo que dices.

Estando borracho, sabes lo que haces y lo que dices pero te importa bien poco en ese momento.

Estas en tu mundo, en el momento, sin pensar en otra cosa que no sea el ahora y dejas para la resaca lo peor.

Según lo que he aprendido en la carrera, el alcohol es un supresor del sistema nervioso central que adormece lentamente las funciones superiores del cerebro. Entre sus efectos se encuentran la desinhibición, la euforia el aumento de la sociabilidad... Pero me centraré sobre todo en el primer efecto: la desinhibición.

Tras un par de copas bien puestas, mi lengua adquiere la velocidad punta de un ferrari, saco más el pecho, levanto orgulloso de mi mismo la barbilla y una increíble seguridad y paz me rodean como una aurea barrera.

Hago lo que hago, porque se que quiero hacerlo, pero ello no quiere decir que sea lo correcto socialmente hablando.

Pero sobre todo, la cago. Y tan a menudo que me planteo eso de dejar de beber. No es una decisión difícil,ni algo que me impida seguir con mi vida, pero reconozco que me lo paso bien siendo ese otro yo más seguro y lanzado, dramaturgo del etanol y bohemio de bebidas espirituosas.

Todo sea dicho, si vuelvo a delinquir ataré a mi alter ego, o al menos le pondre bozal para que no diga o haga lo que yo normalmente no haría.

1 comentario:

  1. No se está mal siendo ese 'otro' de vez en cuando, pero sin cagarla mejor!

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